El Cuscús Marroquí: herencia viva y plato del corazón

El cuscús marroquí no es solo un plato: es una experiencia cultural, una transmisión familiar y un símbolo de identidad nacional. Inscrito en el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO, encarna el arte de vivir marroquí, entre convivencia, paciencia y generosidad.

Orígenes y significado

Originario del Magreb, el cuscús está profundamente arraigado en las tradiciones marroquíes desde hace siglos. La palabra proviene del bereber «seksu», que significa «redondo» o «bien enrollado», en referencia a la forma de sus granos de sémola. Generalmente se prepara los viernes, después de la oración, así como en festividades, bodas y grandes reuniones familiares.

Una preparación ritual

El cuscús es un plato que se prepara con amor y paciencia.

  • La sémola de trigo duro se amasa a mano y luego se cocina al vapor tres veces en un keskes (cuscusero).
  • Se acompaña de verduras de temporada (zanahorias, calabacines, nabos, garbanzos) y, a menudo, de carne (cordero, pollo o, en ocasiones, res).
  • Algunos le añaden pasas, cebollas caramelizadas o incluso huevos duros para darle un toque agridulce.

Ricas variaciones regionales.

Cada región de Marruecos tiene su propia versión única:

  • Cuscús tfaya: agridulce, con cebollas caramelizadas, canela y pasas.
  • Cuscús Beldi: tradicional, con verduras y carne.
  • Cuscús de pescado: popular en las ciudades costeras como Safi o Agadir.


  • Cuscús al vapor con leche (Seffa): versión dulce con canela, azúcar glas y almendras.

El cuscús, una comida para compartir.

El cuscús se suele comer en grupo, alrededor de un gran plato central, a menudo con las manos y acompañado de un trozo de pan. Simboliza la solidaridad, la igualdad y la hospitalidad: nadie se va con hambre de una comida de cuscús.

Un plato que habla al corazón.

En Marruecos, el cuscús es:

  • Un sabor de infancia.
  • Un aroma de viernes.
  • Una voz de abuela.
  • Una tradición viva, humilde pero noble.